¿Quién inventó el telescopio?

Extractos del artículo que publiqué en la edición de papel de Historia de Iberia Vieja, Nº41 de noviembre de 2008

Polémica sobre el posible origen español del artilugio que cambió el mundo

imgAunque Thomas Alva Edison no inventó la bombilla de incandescencia, aparece en muchas enciclopedias y libros como padre de tan luminosa tecnología. No fue el primero, pero sí llegó a ser la persona que perfeccionó y difundió lo que antes no era más que materia de experimentación. Con la mayor parte de los inventos sucede lo mismo, no es recordado el primero en alumbrar una idea, sino quien supo sacar provecho de la misma. He aquí, por ejemplo, el reciente y polémico caso sobre quién inventó el telescopio.

En realidad, poco importa quién fuera el primero, pues la historia popular sólo recordará a quienes supieron sacar provecho del invento. La historia erudita dirá más tarde que aquí o allá, alguien con ingenio, logró un aparato similar o que, en realidad, los reconocidos y célebres inventores de cualquier tipo de aparato se inspiraron, por no decir usurparon, las ideas de algún olvidado genio. Suele suceder, la historia está llena de tales apropiaciones porque, en realidad, tanto mérito tiene el precursor ignorado como el avispado comerciante que encendió la chispa que se extendió por todo el planeta cambiando el curso de los acontecimientos.

Una narración clásica

La historia del telescopio, de tanto ser repetida, es ya casi un tópico, algo desgastado y por todos conocido. ¿Acaso va a cambiar ahora? La inercia es demasiado fuerte, por lo que la historia popular seguirá mirando a Holanda y, posiblemente, la historia erudita quizá gire levemente hacia España. Antes de nada, lo mejor será repasar brevemente lo ya “conocido”.

Aunque Galileo convirtió al telescopio en un instrumento científico de primer orden, tampoco fue él quien lo inventó, a pesar de que, a veces, se habla del italiano como el padre de la idea. No, hacía tiempo que los mercaderes oteaban el horizonte con primitivos telescopios para saber de la llegada de valiosos barcos mercantes. Tampoco Galileo fue el padre del nombre de tal aparato para ver a lo lejos. El telescopio, término procedente del griego que viene a significar “que observa a lo lejos”, fue llamado anteriormente por diversos nombres. Precisamente, el propio Galileo no lo conocía con el nombre que ahora empleamos porque todavía no existía tal palabra. El sabio italiano se refería a su querido instrumento como perspicillum, entre otras denominaciones.

El telescopio galileano había nacido en Holanda, ideado por un famoso fabricante de lentes alemán llamado Hans Lippershey, hacia 1608. Si la historia recuerda a este personaje no fue por ser el primero en diseñar un catalejo o un telescopio, fue porque se le ocurrió solicitar la primera patente sobre el mismo. Aunque no consiguió tal patente, sí logró atraer la atención de autoridades y mercaderes, que solicitaron a este artesano modelos más perfeccionados y útiles, de los que uno llegó a manos de Galileo, algo que cambió para siempre la comprensión del universo y de nuestro propio mundo. Pero, como en tantas otras ocasiones, Lippershey parece que se inspiró en modelos anteriores. Varios artesanos y comerciantes competían con el citado por obtener la codiciada patente. Zacharias Janssen y Jacob Metius lo intentaron igualmente, hubo pleitos y conflictos, todos se acusaban mutuamente de haber copiado los modelos propios. Lo que simplemente ha quedado reflejado como una especie de pequeña guerra comercial entre artesanos tiene, según los últimos indicios, un origen que hasta ahora ha permanecido en la oscuridad. Sí, copiaron o, si se quiere, se inspiraron en artilugios anteriores, en concreto, en uno ideado por un español.

La pista catalana

La narración sobre los holandeses como inventores del telescopio puede cambiar otra vez, aunque lo más seguro es que continúe como hasta ahora pero, con cierto revuelo, en las últimas semanas ha reaparecido una pista que, aunque no es nueva, ha alcanzado cierto eco en los medios. Justo cuando se celebran los 400 años de la aparición del telescopio en Holanda, un polifacético informático que atiende al nombre de Nick Pelling, publicó recientemente en History Today un artículo en el que afirma rotundamente que el telescopio fue inventado mucho antes, en Cataluña.

Según este artículo, los tres litigantes que compitieron para lograr la patente de tan sorprendente tecnología para su época, bebieron de una fuente casi olvidada. Juan Roget, artesano fabricante de lentes residente en Gerona, habría sido en realidad quien ideara el primer telescopio moderno. Todo surgió de las investigaciones de José María Simón de Guilleuma, que dedicó grandes esfuerzos a mediados de los años sesenta para desvelar todo lo posible de la ignota vida de Juan Roget.

¿Cómo lograron los tres artesanos conocer el telescopio que había construido Roget en Gerona? No debe olvidarse que los combatientes en la pugna por la patente eran artesanos, pero también mercaderes, copiaban y jugaban con información privilegiada, todo valía con tal de lograr beneficios. Fue Zacharias Janssen quien, según estas investigaciones, copió el diseño de Roget, un modelo que en 1608 ya tenía, al menos, casi veinte años de antigüedad. Por inaudito que parezca, a finales del siglo XVI, los artesanos catalanes fabricaban catalejos y telescopios muy perfeccionados, pero sólo cuando el conocimiento de tal tecnología llegó a manos de mercaderes alemanes y holandeses, pasó el telescopio a ser objeto de codicia y difusión, considerándose desde entonces, por error, que había nacido en tierras holandesas, ya que los talleres catalanes permanecieron casi olvidados. (…)